Los perros son conocidos como "el mejor amigo del hombre" y con razón: los perros han formado parte de la historia de la humanidad durante miles de años. Hoy vamos a ver algunos que, por distintos motivos, dejaron su huella en la historia
Barry, el rescatador de las montañas
Barry fue un perro de rescate de montaña al que se considera
el padre de la raza San Bernardo. Nació en 1800 en un orfanato del Paso del
Gran San Bernardo, en Suiza. Los pasos de montaña fueron el único modo de
cruzar de un valle a otro hasta el siglo XX, pero se trataba de una travesía
muy peligrosa especialmente en invierno, ya que el tiempo podía cambiar
rápidamente. Por eso, a finales del siglo XVII empezaron a entrenar perros de
montaña para investigar a viajeros perdidos y darles calor con su cuerpo en
caso de hipotermia (descenso de la temperatura del cuerpo por debajo de los
límites normales). Barry salvó a más de 40 personas, y cuando tenía 12 años se
retiró tranquilamente en Berna.
Los perros de Amundsen
Si la expedición de Roald Amundsen logró alcanzar el Polo
Sur, el 14 de diciembre de 1911, fue gracias al esfuerzo y el sacrificio de más
de un centenar de perros. El explorador noruego eligió perros de Groenlandia
para tirar los trineos, una raza fuerte y muy resistente al frío pero también
de carácter reservado, por lo que los exploradores tuvieron que ganarse su
confianza pasando mucho rato con ellos durante el viaje en barco y
entrenándolos al llegar al campamento de invierno. Este viaje se convertiría en
el última para muchos de ellos. De los casi cien que partieron hacia el
interior de la Antártida solo regresaron 11, que volvieron a casa junto con los
28 que se habían quedado en el campamento. La myoría había muerto durante la
travesía de vuelta del polo a causa del agotamiento, pero otros muchos, los
menos resistentes, fueron sacrificados para alimentar con su carne a los demás.
Hachiko, leal más allá de la muerte
No es el único perro conocido por esperar su dueño después de
que este falleciera, pero sí el más famoso. Hachiko era un perro Akita, una
raza japonesa muy apreciada por su fuerza y lealtad, tanto que era una mascota
popular y un signo de estatus entre los samuráis. Nació en 1923 y un profesor
universitario de Tokio, Hidesaburgo Ueno lo adoptó como mascota. El perro tomó
la costumbre de ir a esperarlo a la estación de Shibuya al volver del trabajo y
cuando Ueno falleció, Hachiko siguió esperándole cada día
durante los siguientes nueve años, a la hora exacta a la que llegaba el tren en
el que el profesor solía regresar. Aunque se convirtió en visitante habitual de
la estación, no se hizo famoso hasta 1932, cuando el periódico Asahi Shimbun le
dedicó un artículo. En ese momento se convirtió en un símbolo de la lealtad a
la familia. Hachiko murió en 1935 y se le dedicó una estatua de bronce frente a
la estación de Shibuya.
Laika, la primera perra astronauta
Seguramente es la perra más famosa de la historia por ser la
primera astronauta canina, aunque no la única, durante los años 50 y 60 los
soviéticos usaron más de treinta perros en su programa espacial. Laika se
convirtió en el primer ser vivo de la Tierra en orbitar nuestro planeta en
noviembre de 1957 a bordo del satélite Sputnik 2. Murió por sobrecalentamiento
corporal a causa de un fallo en el sistema térmico de la nave.
⸸rosa blanca⸸
No hay comentarios:
Publicar un comentario