Como ha pasado en muchísimos otros campos la idea de sostenibilidad ha llegado también a la moda. De hecho, podemos decir que se ha convertido en toda una moda.
En la „guerra de la moda” hay dos grupos: fast fashion VS. slow fashion.
Consumir mucho y desechar rápido es la base del modelo del fast fashion (moda rápida). Pero los recursos de la Tierra son finitos. Cada año se producen 100.000 millones de prendas en todo el mundo y eso es muchísimo y innecesario.
El contrario de la moda rápida es el slow fashion (la moda lenta) que nace con el objetivo de concienciar al consumidor sobre la posibilidad de producir prendas de vestir cumpliendo criterios de sostenibilidad de ambiental y social. Me parece el mayor problema que la gente no sea consciente. No saben como se prepara la ropa que llevan, ni siquiera saben cuánta agua y energía utilizan durante el proceso. Por ejemplo, fabricar un pantalón de algodón requiere más de 3000 litros de agua, las zapatillas de deporte casi 4500 litros.
Hay muchas marcas de lujo que apuestan por la moda sostenible, por ejemplo:
Stella McCartney, que no usa ninguna fibra animal desde 2001.
Gucci, la compañía ha lanzado diversas colecciones con materiales reciclables.
Pero no tenemos que comprar productos de lujo para ser consciente, hay muchas posibilidades más baratas, la tienda de segunda mano o ahora son muy comunes las ferias de vestuario. Y también en tiendas como H&M podemos encontrar productos de moda sostenible con una etiqueta diferente. Ahora ya yo también intento elegir de esas colecciones y yo creo que llevar ropa sostenible es chulo.
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