La muerte desde otra perspectiva

 

La muerte desde otra perspectiva

Escrito por Tyrus Osborn

 

   Hace dos semanas escuché una sola frase que todavía me sigue haciendo pensar. En este ensayo, inentaré recolectar todos los pensamientos procedentes de este concepto: sin la muerte, a lo mejor la vida sería peor.

   ¿A qué conclusiones ha llegado la gente? La muerte es un tabú, y no hay nada sorprendente en esto. La muerte es inevitable. En un punto todo lo que conocemos y queremos cesará de existir, perderemos a nuestros queridos y nuestros queridos nos perderán a nosotros. Nuestro cuerpo con toda su preciosa complejidad será descompuesto y trasladado a la aleación orgánica del suelo. Y lo que es más horroroso que esto, es que nadie sabe qué pasará con nuestra consciencia después y este atribuye al miedo más grande de la humanidad: lo desconocido.

   No obstante, la única cosa que es capaz de dar un sentido objetivo a la vida es la muerte. Sin ser expuesto al fin de la vida, no podemos definirla. ¿Cómo reconocemos la luz? Lo comparamos con la oscuridad. Yin y Yang. Sin la muerte la vida sería un camino desorientado en la eternidad. Nada faltaría, pero nada tendría ningún valor.

 

   Durante nuestro tiempo en el Universo, estábamos buscando oportunidades de seguir viviendo después de dejar el mundo material. Intentamos ganar más tiempo para mantener un cuerpo sano, construir una civilización más estable, inventar medicamentos, pero nada es bastante duradero. Hasta hoy, la solución más evidente era "el más allá”. Una promesa de no tener que desaparecer completamente. La forma de realizar esto varia en todos los contextos culturales, pero yo creo que hay un elemento común en todos los lugares: las artes.

   Las artes (en parte) son los productos de nuestro deseo de vencer la muerte. Todas las formas de expresarnos nosotros mismos son intentos de sacar algo de nuestro "contenido espiritual” y aplicarlo en el mundo exterior para que conserve. Para que sobreviva la carne y la sangre.

 

Un poco paradójico, ¿no? La vida se trata de un duelo contra lo inevitable. Y lo que es más irónico, es que sin esta lucha, la existencia tendría menos significado.